Qué esperanza mas ennegrecida, qué desconsuelo más crónico habita en mí… Y lo peor de todo, la monotonía, yo, que era aquella que solía soñar con tu mirada, aun estando despierta cuando te tenía a mi lado…
Ahora solo escucho violines de fondo en mis pensamientos, en mis planes, como si viviera en una desagradable esfera triste, en un sueño q se hace pedazos como cuando al suelo cae un vaso de cristal en una noche de borrachera que termina siendo patética… Cada día que pasa se convierte en un reto para seguir recordándote, porque tu ya me has olvidado… porque te has convertido en nadie… Te hecho tanto, tantísimo de menos que me duele hasta lo que no puede percibir el dolor, me siento tan frágil que hasta me vuelve a dañar lo que me ha dañado ya… ralladuras... tan amarillas como las de la cascara de un limón…
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