Deseo ser la dueña de tus miradas, la esclava de tus
ojos. Es un deseo extraño de ser el centro de tus miradas, esos bonitos ojos
que me apartan la vista con su fuerza como si me diesen una bofetada de éxtasis.
Estamos tan cerca y tan lejos, que verte es una tortura dulce, y no verte, un
horrible descanso.
Clávame tus espinas, cuéntame que soy yo la
equivocada, que aquí no pasa nada. Hasta la luna tenía ayer el verde de tus
ojos. Creo que enfermo de amor.
Hoy no encuentro un vestido en mi armario que
combine con la desolación, con la desesperación. Hoy no encuentro donde verte. Hoy es otro
día en el que me lanzaría a tu cuello, entre muchos otros segundos, minutos,
horas...
Nuestra mayor distancia es querernos, nuestra
cercanía es pensarnos y comernos la vida con la cabeza; apartando el corazón. El
soñar, nuestro mayor vicio, pero que no podemos permitirnos, porque nos hace
muchísimo mal. Es caro. Aunque irresistiblemente bonito.
Pensarte es lo mejor que me pasa
todos los días…, es dulce.
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