Zumbidos en mi cabeza...
Las manos reclaman moverse y no pueden... es como si ya no te recordara.
En la noche era la más rara del lugar, la que más bailaba de puntillas en tu alma. Sólo yo te preguntaba con la mirada, te acosaba quizás. El corazón se quería salir del pecho, estallaban las venas en los brazos.
Sólo me quedaba un paso para revelarme, un paso de tortuga, siempre lento, continuando hacia atrás.
Bailaba, estaba ebria, tú me mirabas, tú me acosabas:
- "Mira, otra vez te equivocas".
Te escupía con los ojos, quería estallarse en la cara todo el dolor. Toda la rabia.
Aprendí que el alma se podía cerrar, y que te podía mirar y verme inerte; lo permisivo se hacía insoportable, tu te hacías cada vez más irresistible, a la vez que asqueroso. Era asco, era miedo, era dolor, era rabia, era amor, era pasión, era mi alma, eras tú, era yo, era tu corazón, era el mío, éramos los dos.
Se acabó.
Era la fiesta del sueño en el pasillo. ¡Esfúmese de mí, si es tan amable!
Hoy y todos los días estoy triste. Hoy y todos los días te amaría como te amé.
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