Me perdería en tantas cosas... en muchas otras... escuchando el vals de tu seducción, de tu ternura, de tu voz rota.
En el interior del corazón, un dolor contaminado; de cantos perfectos, de letras inacabadas, de miradas piadosas... y mis sábanas mirándote, llamándote... y yo haciendo la cama para cerrarles los ojos...
Sueños de acariciar tu cara, de adentrarme en tu cabeza, en tus cosas, de no querer terminar de andarte, de investigarte. Tocar tu boca, tocar tus manos, acariciarte el cuello, la espalda, quedarme dormida en las nubes, nubes de sueños.
Mi almohada pregunta por tus prados verdes en los que quiero perderme; por tu pelo, por tu cuello, y creo volverme loca. La prohibida locura drogada.
Siempre quiero que esto sea lo último que vaya hacia ti, pero vuelvo a revolotearme en las andaduras pedregosas de tu piel...
Y mi mente no entiende de delicadezas cuando te llama, cuando te piensa, cuando te sueña, y aquí vienen las manchas de mi alma, las arrugas de mi cabeza, la madurez de mi corazón, porque eres eso, eres todo lo que sueño, eres un sueño, eres la luna, que se ve;... pero no se toca.