Brasas...

Tumbada allí, con los ojos pegados, no cerrados, para según mi yo, darle más intimidad a mi soledad. Todavía quiero oír tu risa, y si me esfuerzo la oigo sin apenas trabajar el recuerdo… No puedo más con el arrastre de mi locura, con las tardes de sol y playa, con los dedos enrevesados en danza, con las sonrisas de final amargo, con los ojos de pupila gris…
Ahora mañana, tarde y noche es un quehacer lluvioso, una esfera que no puede rodar, porque todo se pasó, porque todo quise pararlo… Ahora mis manos sudan o lloran, ya no lo sé; ahora sólo reímos yo y mi locura, ahora solo ríes tú. El frío es mi único consuelo, y en esta soledad sólo puedo por aquí decir las verdades de mi alma, y eso a lo que llaman corazón es un lío de venas podridas, con sangre negra como tu dolor.

Ahora por picar pica hasta el sol, el buscar tu mirada me abrasa, me funde, me sigue destruyendo…

Sábado 17/7/2010. 13:14

Despierto, empieza la función de un nuevo día, de éste nuevo día.

El sol agrieta mi cara, y entorno los ojos con pesimismo sin saber porqué, debe de ser ese instinto natural que llevo de serie… como los automóviles que fallan. Mis ojeras, como un río de agua podrida, negras, como la tinta del cuento que en ellas se escribe… Me cuesta abrir los ojos porque los tengo maquillados y, porque si los abro estaré viendo un nuevo día… y eso, hoy, al menos, no me gusta nada… me miro al espejo y el río de rímel llega al mismo corazón. Hace calor y eso me agota, pero me río de todo, me río por no llorar, por no gritar y deshuesar a unos cuantos… necesito leer,… ¡No!, necesito escribir, si eso, esa es mi medicina, mi pastilla…